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Igualdad de género, derechos humanos y... dinero: los puntos en los que encallan las negociaciones en la COP25

Los jefes negociadores asisten al inicio del tramo decisivo de las negociaciones en la COP25 de Madrid.

Raúl Rejón / Marta Borraz

El tramo decisivo de la Cumbre del Clima de Madrid ha empezado este martes. Y desde el inicio de las rondas entre jefes de expedición se ha comprobado que el consenso está muy trabado: la fecha límite para presentar los planes mejorados de lucha contra el cambio climático, los mercados de carbono o el plan de género han encallado. Y no son los únicos.

“Hay frustración por el lento progreso de las conversaciones en Madrid”. Así han definido la situación un grupo de países (entre ellos Alemania) nada más comenzar la fase política de la COP madrileña.

El Acuerdo de París indica que los países revisarán sus compromisos de medidas para atajar cambio climático en 2020. Pero en un contexto de crisis, el momento concreto no es inocuo. Puede hacer que pase casi un curso en balde y los últimos informes científicos han avisado de que la frontera para evitar lo peor está en diez años. Perder uno significa desperdiciar el 10% .

Así que la activación de la llamada ambición climática (mejorar los compromisos de cada país en cuanto a reducción de emisiones, financiación del Sur global o adaptación a las consecuencias de la alteración del clima) se ha convertido en un nudo de varias vueltas. La ministra en funciones de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha sido colocada por la ONU para intentar desatascar este punto antes del sábado que viene.

“El mejor escenario sería que se hiciera un llamamiento a acelerar esa ambición y que los planes nacionales se presentaran en marzo del año que viene”, opina Javier Andaluz, responsable de Cambio Climático en Ecologistas en Acción. Sin embargo, fuentes de la negociación explican que “la mayoría de países ya le han dicho a la presidencia de Chile que no los tendrán hasta octubre”. Un punto medio está en julio de 2020.

¿Por qué importa el mes? “Una vez se reciban los planes, deben juntarse y la secretaría general de la ONU realizar un informe global sobre cómo dejan la situación todos esos programas combinados”, explica Alejandro González, observador de la COP para InspirAction. La acción conjunta de los actuales planes aboca a un calentamiento de la Tierra de 3,4ºC. El límite ideal trazado por el Panel Internacional de Expertos es de 1,5ºC.

Entregar estas revisiones, en teoría más ambiciosas, hacia octubre, deja solo dos meses para trabajar con ellos antes de la cumbre climática de 2020. “Se llega así con los deberes sin hacer”, remata Andaluz. “Este es el punto crucial al final de la cumbre. Lo que marca la agenda para el año que viene”, cuenta un veterano de las negociaciones climáticas. Aquí, Brasil o Arabia Saudí rechazan que la generalización del concepto “emergencia climática” les obligue a acelerar más allá de lo que ponía en el Acuerdo de París en 2015 a pesar de que las cosas han empeorado desde entonces.

Justo este martes por la tarde, algunos de los estados agrupados en la llamada Coalición de Alta Ambición han aparecido para pedir “planes climáticos más fuertes” para 2020. Los bloques no paran de moverse públicamente y entre bambalinas.

Un 'gender day' embrollado

La COP ha celebrado este martes su 'Gender Day' ('Día del Género', en inglés) con el inesperado bloqueo de las negociaciones también en este asunto. A pesar de que en los eventos y encuentros desarrollados durante toda la jornada se ha puesto el foco de forma insistente en que la perspectiva de género es “imprescindible” en la lucha contra el cambio climático, algunos grupos de países están obstaculizando los avances.

De hecho, tras una semana de negociaciones, ahora alcanzar un acuerdo en este tema está en manos de la Presidencia de la COP, algo que ocurre cuando los equipos subordinados no llegan a un pacto.

En concreto, la perspectiva de género se está atascando en lo que respecta a las menciones sobre “derechos humanos” y “transición justa”, explican fuentes de las negociaciones. Algo a lo que se están oponiendo algunos países como, de nuevo, Arabia Saudí o Nigeria. El objetivo de la Cumbre del Clima en este aspecto es actualizar el llamado Plan de Acción de Género, aprobado en 2017.

Se trata de una especie de hoja de ruta que pretende garantizar la inserción de la igualdad de género de forma transversal en todas las políticas climáticas, sea a nivel nacional o internacional, y fomentar la participación “plena, igual y significativa” de las mujeres en la toma de decisiones.

Sin embargo, las delegaciones de los países mantienen actualmente algunos aspectos bajo discusión, es decir, aún no hay consenso en algunos puntos, entre ellos que “las Partes, al adoptar medidas contra el cambio climático, deberán respetar, promover y tomar en consideración sus respectivas obligaciones con respecto a los derechos humanos, así como a la igualdad de género”.

El bloqueo ha sorprendido a muchas de las organizaciones internacionales observadoras que están pendientes de los avances en perspectiva de género porque no se esperaba que encallaran en estos puntos. “Por lo general, estamos bastante decepcionadas y pensamos que en muchos países falta voluntad política”, explican algunas de ellas. No obstante, sí hay otras Partes que están dispuestas a ser ambiciosas en el asunto de la perspectiva de género, añaden.

Ecologistas en Acción, por su parte, ha enviado una carta a la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, para que “haga todo lo posible para mantener vivo el Plan de Acción de Género en la COP25”. Un instrumento que, asegura la ONG, “ha sido un motor clave para el progreso y la acción de las políticas climáticas que tienen en cuenta las cuestiones de género”, por lo que “es esencial que se renueve ahora”.

Otros cuellos de botella

La ONU ha reconocido que el cada vez más conocido artículo 6 del Acuerdo de París sigue atragantado. Es el punto que se refiere a los mercados de emisiones. Una solución para que los países compren y vendan los derechos de emisiones de CO. Aquí la Unión Europea lo ha dejado ya varias veces claro: “Mejor ningún acuerdo que un mal acuerdo”.

Sin embargo, la presidenta de la COP, la chilena Carolina Schmidt, ha concedido gran relevancia a este “mecanismo de mercado” para que las empresas ayuden a los objetivos climáticos. “Sin reglas mucho más claras pueden ser una puerta de atrás para que dos países hagan lo que quieran y contabilicen como quieran porque son acuerdos bilaterales”, remacha González.

La activista Greta Thunberg ha vuelto a aparecer este martes por la zona oficial de la COP25 con la idea de que “se escuche a los científicos”. Lo cierto es que en los últimos 12 meses, la comunidad científica ha ofrecido una batería de nuevas evidencias no solo sobre los efectos sino sobre las causas del cambio climático y cómo atajarlas. El propio Panel Científico de la ONU ha alertado sobre las implicaciones de la producción de alimentos y uso del suelo además de la mutación de los océanos debido al calentamiento global.

El problema es que, una vez publicados estos trabajos, acomodarlos en las decisiones finales de la COP parece una misión casi imposible. Según sube el nivel de alerta y de exigencia de los informes, más difíciles de amoldar a un documento que necesita aprobarse por consenso.

Y al final...el dinero

Y al final siempre aparece el dinero. La financiación de los esfuerzos climáticos. Una parte del dinero que tiene que financiar el fondo verde para que los países empobrecidos se adapten proviene de los compromisos escritos en la enmienda de Doha, es decir, la prórroga del protocolo de Kyoto que no ha podido entrar en vigor por no tener suficientes ratificaciones. ¿Por qué no se pone el dinero? “Nadie se atreve a dar el paso de aumentar la ambición en financiación”, remata Javier Andaluz.

Además, en los puntos de género también han surgido problemas financieros. Así, algunos países empobrecidos, sobre todo africanos, están reivindicando la presencia de este tema en los acuerdos relativos al Plan de Acción de Género porque exigen contar con recursos suficientes para implementar las medidas de este programa. Sin embargo, los países que, en mayor o menor medida, ya cuentan con estos recursos, piden que las discusiones financieras tengan lugar en las vías generales.

Toda esa agenda atascada es lo que espera a las delegaciones durante los próximos días en las instalaciones de la COP. En esos despachos puede quedar algo de eco de las palabras que el actor estadounidense Harrison Ford ha pronunciado este martes en la cumbre: “No venimos a discutir los hechos. Lo que hace falta es más valentía para actuar”.

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