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La crisis económica aumenta el riesgo de violencia hacia los menores

La Fundación Anar alerta de un "preocupante" aumento del maltrato infantil./ Imagen de archivo (EFE)

Laura Olías

La frustración del día a día sin trabajo, los problemas económicos, la escasez de recursos... Son problemas cotidianos en un gran número de hogares españoles, cada vez más precarizados, pero también factores de riesgo para la agresión a menores en el ámbito familiar, según la Fundación Anar de apoyo a niños y adolescentes en riesgo de exclusión. Sus teléfonos registraron un aumento de un 4,5% en las llamadas por casos de maltrato físico y psicológico a menores por parte de sus padres, que suponen el 17% de todas las consultas.

Los niños requieren la protección de sus padres, una guía en su proceso de crecimiento y, por ello, son los más vulnerables del hogar. “Los más disponibles a sufrir las consecuencias de la frustración que genera el paro prolongado y otras manifestaciones de la crisis económica”, expone Benjamín Ballesteros, director de Programas de la Fundación Anar.

Junto a Leticia Mata, directora del Teléfono Anar, han presentado este martes el informe anual correspondiente a 2013, en el que alertan de “un preocupante aumento del maltrato infantil”. Sus líneas de atención telefónica tanto para menores como para adultos, recibieron 423.136 llamadas –un 29% más que en 2012–, aunque no “se puede vincular el aumento de llamadas directamente a un incremento de la violencia. Puede deberse también a un mayor conocimiento de nuestro servicio”, apunta Mata.

Los casos de violencia a menores (en todas sus formas, desde el ámbito familiar hasta el escolar) suponen el 37,9% de las consultas que recibe la asociación, el motivo más frecuente, seguido de las dificultades de relación y los problemas sentimentales.

En general, las llamadas por conductas violentas aumentaron en 2013 respecto al año anterior. Las cifras concretas de las denuncias de maltrato físico pasaron de un 8,35% en 2012 a un 10,32% durante el año pasado. En el maltrato psicológico, de difícil detección para afectados y adultos, se incrementó en más de dos puntos hasta un 6,68% de los casos; el maltrato en las aulas (bullying) también subió un punto, hasta el 5,97% y la violencia de género que afecta directamente a adolescentes ascendió de un 1,98% a un 2,73%.

La violencia en el ámbito familiar está presente en el 15,3% de los hogares de los niños que marcaron el teléfono Anar (116 111), pero no siempre los menores son las víctimas. Otra de las tendencias al alza registrada se refiere a las conductas problemáticas de hijos hacia los padres, que se saldan con más agresiones a la madre que al resto de la familia y suelen quedar en la intimidad del seno familiar. “Observamos estas conductas en edades cada vez más tempranas y con agresiones más graves”, dice Ballesteros.

Repunte de llamadas con ideas suicidas

“Creo que así mis padres se van a enterar de lo que he estado pasando”. Con este y otros argumentos similares, 523 jóvenes llamaron a la Fundación Anar con la idea o intención de quitarse la vida; en 2011, recibieron menos de la mitad, 201. “Buscan una vía de escape rápida a situaciones de violencia o abusos, pero no se dan cuenta de que ellos no verán las consecuencias”, dice Benjamín Ballesteros. El director de Programas de la ONG destaca que los equipos de intervención urgente y las derivaciones a servicios externos han posibilitado una solución a las llamadas recibidas.

Por otro lado, las autolesiones son un problema que ha irrumpido en sus últimos informes. “Hace tres o cinco años apenas teníamos tres o cuatro llamadas y en 2013 recibimos 176”, afirma Ballesteros. Adolescentes que sufren por diferentes motivos y que intentan focalizar el dolor en un acto físico y así “evadirse de sus problemas”, indica el profesional. La diferencia de llamadas desde una perspectiva de género es muy significativa: 139 chicas frente a 37 chicos solicitaron la ayuda de sus especialistas. En total, las jóvenes acumulan en 71,8% de todas las llamadas.

La violencia ejercida por menores, tanto hacia sí mismos como a otras personas, encuentran en Internet un nuevo espacio de difusión y aprendizaje, advierten desde la ONG. “Encuentran multitud de ejemplos de comportamientos violentos que pueden generar modas”, alerta Ballesteros. Por ello, la libertad de acceso a Internet, “sin ningún tipo de control”, es otra de las causas del aumento de la violencia que destaca el informe anual.

En el caso del bullying, la expansión de los abusos e insultos a través de las redes sociales extienden el sufrimiento de los menores fuera de las aulas. “Antes los padres cambiaban de colegio a sus hijos, ahora no tienen escapatoria”, apunta Ballesteros.

Las nuevas tecnologías también facilitan los comportamientos controladores en los casos denunciados de jóvenes víctimas de violencia de género. Qué hacen, con quién están, a dónde van. Explicaciones continuas a través de sus teléfonos móviles que en algunos casos no son percibidas como perjudiciales por las afectadas.

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