La Fundación Ana Bella trabaja con adolescentes para reconocer situaciones de violencia de género. EFE/Raúl Caro

Nueva violencia en parejas jóvenes: del desconocimiento a las redes sociales

Eva Ruiz I Sevilla (EFE).- Una de cada tres adolescentes se encuentra en una situación de violencia psicológica que no sabe reconocer como una relación abusiva, en una época en la que las nuevas tecnologías y las redes sociales han dado lugar a nuevos tipos de violencia de género.

Carmen Rodríguez es trabajadora social y educadora y forma parte de la Fundación Ana Bella.

Junto a otras mujeres víctimas de estos comportamientos, se dedica a través del programa “El abuso no es amor” a ayudar a jóvenes a detectar las “señales de alarma” en una relación y a trasladarles estos datos del Ministerio de Igualdad.

“Los tipos de violencia dentro de la pareja no son los mismos que hace 60 años, cuando lo sufrían a lo mejor nuestras abuelas”, explica a EFE durante el taller que imparte en el Instituto CESUR de Integración Social en Sevilla.

Mal uso de las redes sociales

En él constata que “muchas veces se hace un mal uso de las nuevas tecnologías y están surgiendo violencias que antes eran impensables”.

Habla por ejemplo de “aplicaciones espías” que sirven para controlar los mensajes en conversaciones personales o localizar dónde se encuentra alguien, comportamientos que “antes no se veían porque no estaban las tecnologías tan avanzadas”.

Sin embargo, y a pesar de que “los adolescentes están sobreexpuestos a la información y la tienen a golpe de buscar en Google en el móvil, hay un mayor desconocimiento que hace más necesarios los talleres de prevención sobre violencia”, explica Carmen sobre las redes sociales.

Cuando dices: “Yo he sufrido eso”


En esta jornada en el Instituto está acompañada por Piedad Vázquez, que a sus 27 años y tras vivir una relación abusiva cuando tenía 15, comparte su experiencia personalmente con los alumnos.

Lo hace tras participar en un vídeo de la Fundación en el que, junto a otras mujeres, detalla lo que vivió con el fin de que si alguna chica está pasando por lo mismo pueda darse cuenta de que “eso es violencia”.

Y es que los datos oficiales hablan de que el 66 % de las jóvenes no reconocen estas situaciones, frente a un 40 % de las mujeres adultas.

“Yo vivía cosas que pensaba que no eran normales, que eso no era amor”, relata Piedad, pero no fue hasta meses después, y a través de un anuncio de televisión en el que un chico le quitaba el móvil a su pareja, cuando se vio reflejada.

“Ahí dije, espérate, yo he sufrido eso. Empecé a ver cosas y me di cuenta de que había tenido una relación de violencia psicológica y fue cuando tomé conciencia”.

La importancia de pedir ayuda


Resalta la importancia de pedir ayuda psicológica en ese momento. “Yo era una adolescente, estaba en edad de desarrollo”, recuerda, para añadir que en su siguiente relación pedía permiso a su novio para salir o “le preguntaba si le parecía bien la ropa que llevaba”.

Piedad se pone también en el lugar de personas cercanas a la víctima. “Si tú eres la amiga es muy importante que no haya presiones ni insistencia y que nunca digas ‘te lo dije'”.

Los alumnos escuchan estos testimonios mientras realizan un taller interactivo en el que ellos mismos han ideado desde pintar un árbol con siluetas de mujeres hasta un mural de sensibilización que colgarán en el centro.

En él aparecen fotos de víctimas de violencia de género, supervivientes y asesinadas, estas últimas “en blanco y negro, para remarcar que no sobrevivieron”.

“Queremos dejar a un lado el informar mediante cifras, que a veces deshumaniza un poco a las víctimas, y mostrar las caras de las mujeres, los nombres y las edades, para visibilizar al cien por cien, que se les vea y no sean un número”, dice Adriana, de 20 años.

Junto a ella, Rocío, de 22 años, elabora el cartel y valora las charlas informativas.

“El hecho de llevar una relación sana puede ayudarte a que este tipo de cosas dejen de ocurrir, sobre todo en personas de nuestra edad que desconocemos el tema y no sabemos buscar una solución”, argumenta.

Trabajar la educación desde infantil


Esther Benítez, profesora en CESUR y pedagoga, explica que en Integración Social los alumnos están “bastante concienciados”.

Esther Benítez, profesora de CESUR. EFE/Raúl Caro

Pero en otros módulos se encuentran que “cuando las chicas, anónimamente, exponen lo que les pasa, los chicos no lo reconocen y se sienten ofendidos, como si se fuera contra ellos”.

“No es así, al revés, queremos concienciar cuanto antes mejor para que ellos no realicen esos comportamientos y si lo ven entre amigos o familiares lo puedan detectar, tanto los chicos como las chicas”, precisa.

En su opinión la educación sobre violencia de género “es la base de todo” y podría mejorarse, especialmente en relación a las redes sociales.

“Se empieza a trabajar ya cuando los alumnos tienen cierta edad, pero tiene que hacerse antes, desde la base, desde que entran en infantil tiene que abordarse la violencia de género”, sentencia.

Benítez apela también a la “sinergia” con las familias y a evitar “que en el colegio te den unas pautas y en la familia haya otras diferentes”.

“Tiene que haber buena comunicación entre el colegio o el instituto y la familia para que esto funcione”, concluye. EFE
Edición Web: Violeta Gil